Guillermo Perkins: «La felicidad de la familia no puede ser el costo del desarrollo de su empresa»
01/09/2019Libro: Empresas Familiares dirigiendo Lo Nuestro
01/11/2019Hace unos años un grupo de empresarios y profesores me invitó a un congreso para participar en un panel en el que mi misión era hablar de empresas familiares exitosas. Hasta ese momento no me había planteado el tema desde la perspectiva específica del éxito. Mi trabajo como consultor y profesor de empresas familiares obviamente siempre apuntaba a que las empresas tuvieran un resultado exitoso, pero la invitación me empujó a pensar cómo definir la empresa familiar desde el punto de vista del éxito. ¿Qué significa que una empresa familiar tenga éxito? ¿Cómo calibrar si eso es realmente así? Eso era lo que me pedían en concreto.
Hay un momento muy especial en la vida de un emprendedor que es cuando hace “nacer su empresa”. Existe un antes y un después del nacimiento que lo marca para siempre. A partir de ese día empieza la historia del desarrollo de una institución cuya finalidad es crear riqueza. La “organización empresa” está formada por un conjunto de personas que trabajan en equipo con ese un objetivo: crear riqueza. Hablo de riqueza en sentido amplio: bienes o servicios que tiene un valor en el mercado, un trabajo digno y gratificante, una comunidad de personas que se sienten partícipes en crear algo que antes no existía. La empresa empieza a crecer, atravesando las clásicas crisis de desarrollo que demandan un esfuerzo de mejora profesional de sus hombres y exigen una importante cantidad de recursos para superarlas y afrontar otra dimensión empresarial.
Al mismo tiempo, la familia empresaria, dueña del capital necesario para tomar las decisiones de gobierno de la empresa, y que es también una institución humana, vive su propia historia. Cualquier familia comienza como una organización de dos personas que deciden caminar la vida juntos en su afán de crear felicidad. Las familias se forman con esa finalidad específica: hacer felices a las personas que la integran. Y la familia empresaria, como cualquier otra familia, se desarrolla y va enfrentando las crisis propias de toda familia, que son fruto del paso del tiempo y del crecimiento del grupo familiar.
Nos encontramos con dos instituciones que se van desarrollando en el tiempo y en la búsqueda de sus objetivos concretos: la creación de riqueza y la generación de felicidad. Dos instituciones que en el caso de las empresas familiares, viven juntas y se influencian mutuamente.
Acompañando el desarrollo de estas dos instituciones avanza la vida de las personas que están vinculadas por el hecho de ser miembros de la familia, dueños de la empresa, socios, directores y/o ejecutivos familiares o no familiares, que también buscan su realización como personas. Todas las personas vinculadas a la empresa familiar, del modo que sea, tienen el deseo y están llamadas a desplegar todo su potencial existencial.
El desarrollo paralelo de esas dos instituciones tan fundamentales (la empresa y la familia) y el de las personas vinculadas nos permite llegar al concepto de “Organización de Instituciones vinculadas a la empresa familiar”. Porque ninguno de los tres puede ser dejado de lado cuando nos preguntamos cómo evaluar una empresa familiar.
En base a la reflexión de los párrafos anteriores, me parece que se puede afirmar que la organización de instituciones vinculada con la empresa familiar exitosa es aquella que colabora en el tiempo con la creación de riqueza empresaria, con la generación de felicidad familiar, y con la realización de las personas. Es exitosa la que consigue que las tres cosas sucedan al mismo tiempo y de modo armónico.
La influencia que cada una de estas tres realidades tiene sobre las otras son características propias de la empresa familiar. Características que no se dan en las empresas que no son propiedad de una familia.
La familia, destinada a generar felicidad, entiende que su felicidad tiene un condimento especial que consiste en que es dueña de una empresa. Sabe que tiene una influencia directa y real en la performance de la empresa. Si hay unidad y consenso entre los miembros de la familia, la empresa se contagia del ambiente positivo que no existiría si en la familia hubiera división y enfrentamiento.
Del mismo modo la empresa familiar afecta a la felicidad de la familia. Si la compañía está en una situación de crecimiento y prosperidad influirá en la familia empresaria de modo distinto a si se encuentra en un momento de incertidumbre o en un proceso de venta.
Las crisis que puedan originarse en una empresa familiar, sean de tipo económico, familiar o personal se influyen mutuamente; son inseparables y están íntimamente interrelacionadas. Todas las variables se ven afectadas y detectar esas crisis y solucionarlas exigen la mayor atención y el mejor de los esfuerzos. Muchas son previsibles y existen herramientas de gestión específicas para las empresas familiares que permiten anticiparlas o resolverlas.
A medida que la familia y la empresa crecen se van dando situaciones de irrupción o invasión de una institución en la otra porque existen fronteras poco definidas. Se trata de un problema de límites que se produce porque los protagonistas de ambas instituciones son las mismas personas. Es lo que en la gestión de empresas familiares llamamos el “solapamiento institucional”. Hay momentos en los que la empresa invade la vida familiar y otros en los que la familia invade la empresa.
La experiencia de casi todas las familias empresarias es que en un primer momento del solapamiento es la empresa la que irrumpe fuertemente en la familia Por ejemplo, en el inicio del emprendimiento hay que estar atentos a que la empresa no se financie con el presupuesto familiar.
Lo mismo sucede luego desde la familia hacia la empresa. Es el momento de la “devolución de favores”: la familia, que ya le dio mucho a la empresa, tiende a exigirle cosas que no corresponden. Por ejemplo, cuando la empresa ya es importante, puede existir la tentación de que la empresa sea el seguro de empleo de familiares que no preparados para hacer un trabajo como la empresa necesita.